Datos del libro

No hace falta la voz Armando Quintero/Marco Som

  • Editorial: OQO EDITORA
  • Materia: DE 6 A 8 AÑOS_LITERATURA INFANTIL
  • Colección: COLECCION O
  • EAN: 9788498714708
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 36
  • Tamaño: 250x230 mm.
14,90 €

Sinopsis

Todos los animales tienen su voz.(…) El perro ladra. Los cachorros responden. El gato maúlla. Los gatitos… ¡también!(…). ¿Y la jirafa?. La jirafa no tiene voz. ¡Y la pequeña jirafa, menos!. Pero la jirafa tiene un cuello muy largo… Tan largo que, con él, puede acariciar a su jira?ta. “No hables al menos que puedas mejorar el silencio”, advirtió Jorge Luis Borges ante un excesivo valor de las palabras. ¿Cuánto más nos pueden transmitir un gesto, una caricia, una mirada cómplice…? Tal y como nos recuerda Armando Quintero en este álbum; no hace falta la voz para mostrar cariño o decir cosas bonitas como te quiero… El contacto físico como muestra de afecto es imprescindible para el desarrollo emocional de los pequeños: les da seguridad, favorece su autoestima y mejora la confianza en sí mismos y también en los demás. En este aspecto, inciden tanto el texto de Armando Quintero Laplume como las imágenes de Marco Somá. El ilustrador italiano humaniza a los animales protagonistas (perros, gatos, gallinas, pájaros, vacas, ovejas, caballos, lobos, tigres y elefantes) y los presenta en situaciones familiares distendidas y de juego, donde puede sentirse identificado cualquier pequeño: divirtiéndose en el parque con sus padres, tomando un helado, disfrutando del agua en un río o lago. Las maneras de comunicarse entre ellos (ladrar, maullar, cacarear…) son claves para disfrutar de estos momentos. En sus expresiones podemos apreciar que se trata de momentos felices para toda la familia. Marco Somá también mantiene esta actitud vital de alegría con la aparición de las jirafas. Madre e hija no tienen voz, pero cuentan con otro método efectivo y afectivo para comunicarse: las caricias. Y la pequeña jirafa decide compartir con los otros animales este modo de transmitir sentimientos y emociones. A partir de este momento, la historia da un giro de 180 grados: las ilustraciones de Marco Somá continúan mostrando a unos protagonistas que siguen disfrutando —y en las mismas localizaciones (parque, campo de fútbol americano…)— pero el origen de su bienestar es otro; sin necesidad de palabras, solo con mimos, abrazos, caricias…